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Epuyén «
La historia del plesiosaurio
Corría el año 1921 y en Epuyén, en el Oeste de la provincia del Chubut, la vida era mundana y sin demasiadas emociones. Sólo para algunas personas que conformaban la pequeña comuna el lugar tenía un sentido especial. Eran los buscadores de oro, animados por el sueño de hacerse ricos con las bondades de la naturaleza.

Martín Sheffield, un aviador norteamericano, había aterrizado tiempo atrás en El Bolsón casi sin proponérselo como parte de una aventura de surcar los cielos patagónicos emulando al célebre Antoine de Saint-Exupéry. Al principio, admiró la belleza natural del lugar y quedó impactado. Luego su ambición lo llevó a sumarse a los buscadores de oro, con un sistema primitivo y ayudado por un solo hombre obtenía hasta 40 gramos de pepitas y podía vivir bien.

La Patagonia era sin duda fantástica para Sheffield. Después de procesar las pajuelas del oro se hacía tiempo para caminatas largas en el lugar. Una tarde, el americano recorría una laguna de la zona cuando el silencio imperioso se interrumpió con chasquidos en el agua.

De repente emergió a la superficie un enorme animal con cabeza de cisne. Su dimensión era descomunal y el movimiento en el lago hacía suponer un cuerpo como de cocodrilo. La aparición fue efímera pero la conmoción y la incertidumbre, convertido en mito, se mantiene hasta nuestros días.

La intriga del americano aumentó y decidió seguir los pasos del animal. Una noche, logró registrar un rastro en el pasto cerca de la laguna donde tenía su puesto de cazador, próximo a la laguna. “El rastro es semejante a la huella de una chata muy pesada, la hierba quedó aplastada y no se levanta más, lo que hace suponer que el animal que por allí se arrastra debe ser de un peso enorme”, le escribió Sheffield al entonces director del Jardín Zoológico de Buenos Aires, Clemente Onelli, en un intento por despertar el interés de otros para atrapar a la bestia.

Hacia fines de ese año la historia fantástica que comenzó a circular entre los lugareños corrió como reguero de pólvora y rápidamente ocupó la portada de los principales medios de Buenos Aires: “un ciudadano norteamericano radicado en el lugar dijo haber visto en una laguna de la zona a una fiera con cabeza parecida a la del cisne, de dimensión descomunal”. Enseguida la prensa bautizó al misterioso animal con el nombre de “Plesiosaurio del laguito Epuyén”.

La importancia mediática que cobró la singular aparición llevó a los directivos del diario La Nación a estar a la vanguardia en la información. Se encargó armar una expedición para buscar al Plesiosaurio de la Patagonia. La iniciativa fue de Onelli, deslumbrado en esos días por los relatos del americano que le escribía desde el Chubut pidiendo colaboración para dar con el animal.

La historia del plesiosaurio marca un hito para la Patagonia. Y son muchos los que aún siguen creyendo en su posible existencia.
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