Un estudio reciente publicado en la revista Environmental Health Perspectives revela que casi todos los adolescentes que viven en el condado agrícola de Pedro Moncayo, Ecuador (98%), tienen altas concentraciones de un pesticida común, el glifosato, en su orina. Además, se descubrió que el 66.2% de los participantes tenían un herbicida en su orina conocido como 2,4-D. Los investigadores también buscaron químicos encontrados en el insecticida DEET, incluyendo DCBA en el 63.3% de las muestras de orina y ECBA en el 33.4% de las muestras de orina1.
La buena noticia es que los metabolitos del DEET no se vincularon a problemas neuroconductuales, que los científicos examinaron en los pacientes. La mala noticia es que las concentraciones más altas de glifosato se vincularon a puntuaciones más bajas en la percepción social, mientras que las concentraciones más altas de 2,4-D se vincularon a problemas de memoria y aprendizaje, lenguaje y atención y control inhibitorio. Específicamente, el glifosato ha sido vinculado al cáncer, particularmente al linfoma no Hodgkin1.
El popular herbicida también se ha encontrado en el 80% de la orina de los estadounidenses, según un estudio de 2022 realizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. En 2020, Bayer, la compañía farmacéutica alemana que fabrica Roundup (un popular herbicida que contiene glifosato), pagó hasta $10 mil millones para resolver demandas de cáncer relacionadas con Roundup1. «Hay mucha exposición a Roundup en el medio ambiente también, en todo lo que realmente hacemos, por lo que hay una gran prevalencia ubicua», dijo el investigador Dr. Chadi Nabhan a Salon sobre el glifosato en una entrevista de febrero1.
